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Salón de Reinos

Un palacio para el Rey

De todos los espacios áulicos del desaparecido Palacio del Buen Retiro, el Salón de Reinos es, junto al Casón, la construcción más destacada. Iniciadas las obras del conjunto en 1633 según trazas del arquitecto Alonso Carbonel y la supervisión de Juan Bautista Crescenzi, su rápida culminación cuatro años después en 1637 causó la admiración de todas las Cortes europeas.

La sencillez y austeridad exterior contrastaba con la riqueza interior desplegada, pues, junto con el Alcázar, albergaba la mayor colección de pinturas del mundo. El Salón de Reinos constituía el espacio de representación de las glorias de la Monarquía española: Diego Velázquez se encargó de la disposición de los cuadros de batallas en las paredes laterales de la gran sala, además de los cinco retratos reales en las cabeceras, en tanto que Zurbarán se encargó de la serie de los Trabajos de Hércules. Se conserva la suntuosa bóveda interior, pintada al fresco con decoración de grutescos y los escudos de los veinticuatro reinos de la monarquía. Hoy, la integración del Salón de Reinos en el Museo del Prado pasa por recuperar la disposición pictórica original, la misma que ostentó en el siglo XVII.

Fotografía del Salón de Reinos